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Los Conciertos de La Cueva

AUDITORIO CUEVA de LOS VERDES

9 de mayo, 21 horas

Quinteto para piano en sol menor, Op. 57. Dimitri Shostakóvich (1906-1975)

  1. I. Prelude. Lento – Poco piu mosso – Lento
  2. II. Fugue. Adagio
  3. III. Scherzo. Allegretto
  4. IV. Intermezzo. Lento- Appassionato
  5. V. Finale. Allegretto.

Comenzamos nuestra andadura musical con uno de los compositores más importantes de todo el siglo XX. Dentro de su genialidad, destacan especialmente sus monumentales sinfonías, un total de quince, y su música de cámara. A pesar de sus tendencias modernistas y su peculiar y contemporánea sonoridad, Shostakóvich compuso fundamentalmente usando estructuras y formas tradicionales, como es el caso de este quinteto para piano escrito tras el triunfo conseguido con su primer cuarteto de cuerda. El resultado de esta composición fue un inmenso éxito que le proporcionó el Premio Stalin del Estado lo cual supuso una suma de 100.000 rublos, la mayor cantidad jamás entregada a una composición de cámara.

Finalizado en 1940, la mayoría de Europa estaba sumergida en la guerra. La Unión Soviética, a pesar del pacto de no agresión firmado por Stalin y Hitler, empezaba a ver cómo el conflicto le acechaba. El país disfrutaba de una calma ficticia, como la que precede a una gran tormenta. Los años de la Gran Purga con sus miles de ejecuciones y que también afectaron al compositor debido a su ópera Lady Macbeth de Mtsenk muy mal recibida por el régimen soviético, habían pasado. El Quinteto para piano es un fiel reflejo del tiempo que se estaba viviendo en la Unión Soviética en ese momento.

  1. I. Prelude 
  2. II. Fugue

Los dos primeros movimientos están claramente influenciados por la figura de J. S. Bach. Shostakóvich era diestro y hábil en el manejo del contrapunto y su obra está repleta de fugas maestras.  El Preludio, que comienza con un dramático solo de piano, cambia de carácter con la entrada de la viola y el piano en el Poco piu mosso:

Un Poco piu mosso que aporta una cierta esperanza tras la tormentosa introducción con la que, inevitablemente, finaliza el movimiento.

Tras el apoteósico final del Preludio, uno podría esperar una disposición musical similar para el movimiento que le sucede. Sin embargo, la Fuga presenta un carácter sombrío y reflexivo que requiere de un gran control en la interpretación. El primer violín introduce el tema que seguidamente irán presentando el resto de los instrumentos hasta terminar en una compleja fuga a cinco voces que concluirá de manera dramáticamente irónica, con un motivo descendiente en el piano que finalizará con un sorprendente do sostenido seguido de acordes menores en las cuerdas:

  1. III. Scherzo

No sorprende que el Scherzo, una palabra italiana que quiere decir broma, suponga el escenario perfecto para desatar la ironía y el sarcasmo del compositor, dos cualidades que destacan en el conjunto de su obra compositiva. En el primero de los movimientos rápidos de este quinteto, destaca la repetición de temas, la irregularidad en la longitud de sus frases musicales  y sus ritmos de baile en compás ternario.

  1. IV. Intermezzo

A pesar del título de este movimiento, que podría implicar cierta ligereza entre dos movimientos más densos y dramáticos, Shostakovich juega de nuevo con las expectativas del espectador y presenta en este momento su movimiento más dramático. La textura es, sin embargo, sencilla: tras la introducción con los pizzicatos del violonchelo acompañando la melodía del violín, aparecerán las disonancias de la viola. La entrada del piano después del motivo de las cuerdas es, sin duda, uno de los momentos más dramáticos de todo el quinteto; mientras la mano izquierda interpreta un pulso constante, la derecha nos regala una melodía extremadamente aguda que va creando una especie de fuga entre las voces del piano:

Esta progresión nos conducirá poco a poco hasta un Appassionato en el que la melodía se convertirá en una reafirmación de aquella que escuchábamos al principio del movimiento.

  1. V. Finale

Aunque al principio del movimiento el pulso es ciertamente inestable, rápidamente se estabiliza para presentar un tema que, aunque en un inicio parece optimista después se torna irónicamente oscuro y siniestro. Pero es sin duda el final de este movimiento y del quinteto en sí lo que lo convierte irónicamente desgarrador. Tras las complejas armonías y ritmos presentados, el piano termina reducido a un sencillo ostinato basado en la tónica y la dominante. La simplicidad de este final es sorprendente, dejando a la audiencia con una sensación de cierta confusión.

Cuarteto para piano número 1 en sol menor, K. 478. W. A. Mozart (1756-1791)

  1. I. Allegro
  2. II. Andante
  3. III. Rondo. Allegro moderato.

Considerada como la primera pieza importante compuesta para esta agrupación en el repertorio de la música de cámara, fue compuesta en 1785 tras un verano que había tenido absorto al compositor con el trabajo de la ópera Las bodas de Fígaro. Fue escrito para un encargo por parte del editor Franz Anton Hoffmeister de escribir tres cuartetos; sin embargo, cuando este lo escuchó pensó que, dada la dificultad que entrañaba su interpretación, el público no lo compraría y eludió a Mozart de completar la serie. Aun así, Mozart compuso un segundo cuarteto nueve meses más tarde.

La composición se publicó con el nombre de Quatuor pour le Clavecin ou Forte Piano, Violon, Tallie et Basse, lo que nos hace suponer que Mozart la compuso pensando en el pianoforte, predecesor de nuestro piano actual.

Nos mantenemos en la tonalidad del sol menor, tonalidad a la que el compositor dedicaba un especialísimo sentido expresivo y una singular hondura.

  1. I. Allegro

La enérgica célula temática con la que se inicia la obra posee una fuerza sinfónica que será una de las características definitivas de la obra.

Este primer movimiento sigue la estructura sonata típica de la época: exposición, desarrollo, reexposición. El desarrollo se inicia en do menor y se desenvuelve en una tensión armónica creciente hasta que el motivo de cabeza reaparece de nuevo en la reexposición. 

  1. II. Andante 

La dulzura de este movimiento con estructura binaria (ABAB) contrasta radicalmente con la vehemencia del movimiento anterior.

Evoca, de esta manera, a los Andantes más destacados de sus conciertos pianísticos. Esta ternura aparece cargada, a través de su movilidad tonal, de otros aspectos más oscuros y sombríos que destacan también en su segundo tema.

  1. III. Rondo. Allegro moderato.

Este gran rondó conclusivo en sol mayor llega cargado de vitalidad y de riquezas melódica. El tema centra, tomado de J.C. Bach, es de una densidad no habitual en los modelos clásicos:

El espíritu de este movimiento, con su viril alegría, dotan a este cuarteto de un perfecto equilibrio.

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